Padre celestial, te amo

Padre celestial, algunas personas viven esperando una gran dicha, una experiencia radiante para ser felices. Se equivocan porque la felicidad está allí, en el cotidiano vivir, para aquel que ama de verdad y no se queda en lo externo.

Por eso disfruto comiendo y disfruto caminando, disfruto una canción y disfruto un paisaje. Soy feliz ahora mismo con lo más simple y lo más pequeño, en lugar de esperar hechos extraordinarios.

Unido a ti, mi Señor, no aplazo la felicidad para un mañana incierto y no le pongo fechas ni condiciones. Sería muy triste que dijera: “seré feliz si…”  o “seré feliz cuando…” No, decido ser feliz ahora mismo.

Es cuestión de aceptarme, valorarme y apreciar todo sintiéndote a ti Dios en mi interior. Contigo todo se ilumina y sonrío enfermo o con serios reveses. A veces sufrimos demasiado con lo poco que nos falta, y gozamos muy poco con lo mucho que tenemos. Te amo Dios del amor.