Cuando soy sabio reconozco que la vida da vuelcos inesperados y desubica a los que están presos de sus apegos. Nada es mío y en la rueda de la vida estoy hoy en la abundancia y mañana en la escasez; hoy casado, mañana solo.
Si estoy contigo, Dios mío, recupero el equilibrio perdido, dejo las ilusiones y no me desespero. Las nubes de la desgracia algún día se van y los que creen en ti mi Dios vuelven a disfrutar un cielo luminoso.
Obrar siempre con amor aleja las pesadillas y me ayuda a avanzar seguro y renovado por una confianza serena. En el camino espiritual hay noches oscuras y días de desierto que sirven para depurar el alma.
Lo importante es que en los tiempos inciertos no me rinda y crea en nuevos amaneceres y nuevos frutos. Para el amor no hay sequías eternas ni derrotas definitivas porque el amor verdadero todo lo puede. Amado Dios, voy a tenerte muy presente en mi vida.