Dios que me amas sin medida, amarme y amar es mi reto, mi camino y mi destino. Pero el amor es un estado del ser, no una relación y solo también puedo ser feliz. Debo cuestionar mi capacidad de amar para no engañarme con un amor fácil y cómodo.
El amor es exigente y florece donde hay respeto y entrega, comprensión y verdad, perdón y humildad y compromiso. El amor es una fuerza unificadora y no me lleva a competir con los demás, sino a entenderlos y aceptarlos.
“Cuando amo conquisto la ira con la bondad, la malicia con el bien y la mezquindad con la generosidad”. Proverbio hindú. El mal hace ruido y obtiene victorias pasajeras, pero el amor termina por imponerse y me lleva a la cumbre.
Por eso decías tú, Jesús, que debo devolver bien por mal y amar a los que me hacen daño. Mateo 5, 38-48. Cuando lo hago brilla la luz y disfruto una alegría que nadie me puede quitar. Sólo el amor me da felicidad. Gracias amado Dios.