Confío en ti, Dios mío, en los demás y no me rindo, aunque me pongan zancadillas y se burlen de mis sueños. Estaría fantaseando si confundo felicidad con ausencia de problemas, conflictos o contrariedades. Gracias, Dios mío, afianzas mi fe.
La historia de los seres exitosos es un permanente canto a la constancia y a una fe irreductible. Por eso Los Hermanos Wrigth no se apocaron cuando su avión fue rechazado con desdén en 1903 por el ejército americano. Sólo en 1908 se acabó el escepticismo y el avión pasó a ser usado y aprovechado hasta nuestros días.
Y cómo no recordar que los Beatles fueron despedidos de una disquera porque su música no iba a triunfar. Entonces ¿cómo está mi capacidad de insistir y confiar, aunque esté acosado por las dudas o la adversidad?
Padre de amor, quiero tener la fe de la mujer que tocó el manto de Jesús, segura de que sólo con eso se sanaba, y así fue. Lucas 8,43. Creo, amo y espero.