Señor, en ti me refugio y me siento seguro; contigo no temo las sombras y domino mis miedos. Eres mi consuelo en la adversidad y me das esperanza cuando mis sueños se ven truncados.
En los días inciertos me invitas a creer y me recuerdas que las dificultades son necesarias para madurar. Son como la poda que hace el jardinero, duele, pero revitaliza la planta y llegan mejores frutos.
Dios mío, eres el amigo siempre fiel, el sol que me da luz y vida. Gracias por tu amor ilimitado y tu constante protección. Si de verdad me uno a ti, cambias mis dudas por fe, mis temores por coraje y mi desaliento por entusiasmo.
Contigo sorteo los arrecifes, evito los escollos y salgo airoso en medio del más fuerte oleaje. Comprendes mis caídas, y me ayudas a perdonarme y perdonar. Si lo acepto,me y llevas de tu mano. Te amo Dios mío, y sólo quiero hacer tu voluntad.