Amado Padre celestial, el autocontrol me libra de muchos males y enciende en mi vida hermosas luces de esperanza. Lo obtengo si saco tiempo para conocer mis flaquezas y me consagro a pulirme con mucha disciplina.
Es una labor exigente pero sus frutos son formidables y me dan un corazón inteligente. Los filósofos griegos lo llamaban sophrosyne y hoy en día es la esencia de la así llamada inteligencia emocional.
Lo triste es que pocas personas se consagran a esa labor constante de pulirse y evolucionar. Pide un serio compromiso conmigo mismo y no escatimar esfuerzos hasta lograr la paz interior.
Dios que me amas, hoy decido dejar de lado las ocupaciones menos importantes y dedicarme a las labores del espíritu. Entro al espacio del ser y recuerdo que el poderoso conquista a otros y el sabio se conquista a sí mismo. Gracias Dios mío.