Gracias, padre

Gracias Padre por tu amor infinito. No me empecino en ver a quien amo como un dios y así no sufro lo indecible por esa idolatría irracional. Amo con los pies en la tierra, me quiero y no me rebajo para que otro crezca y brille.

Cuando me ciegan las cualidades del ser querido tengo baja autoestima y mucha inseguridad. Por eso convierto al otro en un mito, en alguien súper especial y creo dependencias peligrosas.

Si no me amo, ando en un mundo alucinante y, el día que esa persona cae del pedestal, todo pierde sentido y me lacero diciendo: “Estaba seguro(a) de que él (ella) nunca me iba a fallar, otras personas sí, pero él (ella)jamás”.

¿Acaso esa persona es de otro planeta? Necesito aceptar que el amor no me engañó, yo me engañé en el amor. Dios que me amas, mi reto es llegar al amor real: Abrir los ojos y confiar siempre, pero con medida, sin idolatrías que lastiman. Gracias, Padre amado.